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Mi más sentido pesáme....

by Anónimo on Nov.22, 2009, under


El cliché dice que los uruguayos son infinitamente más tristes que los argentinos y que, en particular, los montevideanos acumulan una melancolía inconfundible. El escritor Mario Benedetti, según sus cercanos, era el ejemplo vivo de aquel carácter desde hace tres años, cuando su esposa Luz se fue de este mundo. Coincidió la partida de ella con el progresivo debilitamiento de su salud y ayer el cuerpo del escritor dijo basta. Tenía 88 años y hace una semana y media había adandonado el hospital tras una patología intestinal crónica que comprometió su sistema respiratorio. Su hogar de Montevideo fue la morada de su muerte.

Nacido en la localidad de Paso de los Toros, Benedetti pertenecía a la generación del 45, al igual que Juan Carlos Onetti. Si este último (a la larga, más prestigioso e influyente) cultivó un perfil escurridizo y creó una serie de novelas agridulces sin política contingente, Benedetti siempre se abrió al público a través de sus recitales de poesía y logró lo mejor de sí en los versos (no los políticos ni los románticos), el cuento y en la novela La tregua (1960). El compromiso con las causas sociales y políticas de izquierda lo definieron desde que se opuso al tratado militar de su país con EE.UU. en 1949 hasta su apoyo al Presidente venezolano Hugo Chávez, con condecoraciones incluidas.

Por cierto fue siempre un irreductible partidario de Fidel Castro y residió en Cuba (y en Perú y España) durante su exilio en los años 70. Su otro gran compañero de la generación del 45, el fiero crítico Angel Rama, lo llamó alguna vez "funcionario cubano".

Su primer gran éxito lo consiguió en 1956 con Poemas de la oficina, donde observó el submundo de la burocracia de la capital uruguaya, luego recogida en sus retratos de la gris y depresiva vida de los personajes de Montevideanos (1959), considerado su mejor libro de cuentos. La génesis de estas obras está en su propio trabajo como taquígrafo en la Federación de Básquetbol de su país o en una importadora de repuestos de automóviles.

Según varios, a medida que su compromiso político se hacía más evidente sus obras se fueron haciendo más obvias y panfletarias, perdiendo el brillo de las historias mínimas descritas en los 50 y principios de los 60.

Recién en abril se había publicado su último libro de poemas, Testigo de uno mismo, al tiempo que se publicaba la biografía Mario Benedetti, una biografía discretísima, escrita por Hortensia Campanella. El citado volumen de poemas recogía en varios pasajes los años de estudiante secundario de Benedetti y su preferencia por el idioma alemán.

Durante los años 70 y 80 se acercó también a la música a través de sus colaboraciones con Daniel Viglietti y Joan Manuel Serrat, cuyo disco El sur también existe es una musicalización de poesías de Benedetti. Si a muchos les molestó un discurso político que pareció anclarse a los 60, otros respetaron su humildad ("Onetti fue siempre el más grande", solía decir) y rescataron su primera obra. Alguien alguna vez le preguntó por qué siempre escribía sobre la clase media y Benedetti respondió: "Es que esa es mi limitación. Me siento muy inseguro si me salgo del montevideano de clase media. Ese es el territorio que yo conozco".

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